Desigualdad mundial
y regional en la distribución del gasto en educación pública
Fuente imagen: http://www.unesco.org/new/es/unesco/
La
desigualdad de riqueza entre países tiene su correlato en la disparidad en el
gasto en educación. Dicha disparidad está estrechamente vinculada con las
importantes diferencias en oportunidades educativas a nivel mundial, reseñadas
en el Capítulo 1. La relación entre la riqueza nacional y la financiación
educativa tienen efectos de retroalimentación: la diferencia de riqueza
nacional refleja el impacto del aprovechamiento y calidad educativos sobre el
crecimiento y la productividad, y la diferencia en el aprovechamiento y calidad
educativos refleja la capacidad de financiación de los países con distintos
niveles de riqueza nacional.
Existen
grandes brechas en el gasto por alumno entre los países desarrollados y en
desarrollo.
En
función del gasto por alumno, los niños de los países desarrollados y en
desarrollo viven en mundos distintos. En 2006, el gasto por alumno en enseñanza
primaria osciló entre 39 dólares en el Congo y 9.953 en Luxemburgo, expresados en
paridad de poder adquisitivo (PPA) en dólares constantes de 2005 (Gráfico 3.3).
Si bien los mecanismos de transmisión entre el gasto en educación y la calidad
educativa son complejos, el bajísimo gasto absoluto en muchos países en
desarrollo se ve reflejado en los pésimos resultados de aprovechamiento y en la
deteriorada infraestructura escolar . Si el gasto por alumno es menor a 300
dólares a PPA por año y se destina, principalmente, a los salarios docentes,
las consecuencias se notarán en las aulas: habrá techos con goteras y faltarán
libros y pupitres.
El gasto
público mundial en educación está sumamente desequilibrado. La disparidad en el
gasto por alumno se traduce en una distribución mundial sumamente desigual del
gasto público en educación (Gráficos 3.4 y 3.5). En 2004, América del Norte y
Europa Occidental, por sí solos, representaban el 55% del gasto mundial en educación,
pero sólo contaban con el 10% de la población comprendida entre las edades de 5
y 25 años. En el otro extremo, el África Subsahariana concentraba el 15% de la
población entre 5 y 25 años, pero sólo representaba el 2% del gasto mundial; y
Asia Meridional y Occidental contaban con el 28% de ese grupo etario, pero sólo
representaban el 7% del gasto (IEU, 2007). En el caso de los países más pobres,
un aumento de los flujos de ayuda
desempeñaría un papel importante en la reducción de la brecha en el gasto
público en educación.
Fuente:
Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo 2009, pág. 147
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